viernes, 11 de marzo de 2011

GAJES DEL OFICIO del Tanatopractor Antonio Navarro


    La figura del tanatopráctico no es reconocida oficialmente, algo que si pasa con la Tanatopraxia en algunas comunidades autónomas. ¿Por qué?  “Eso quisiera saber yo. Donde se reconoce la Tanatopraxia, se dice que las tareas a realizar las efectuarán los médicos. Sin ánimo de ofensa, ellos sabrán muchísimo de su profesión, pero sobre conservaciones, restauración o preparación de difuntos... esto sabemos hacer los tanatoprácticos, y llevamos muchos años haciéndolo”, concluye.
    Sobre las constantes bromas que conlleva su profesión, Antonio es muy claro. “Estoy orgulloso e intento ser un profesional, aunque es cierto que hay personas que tienen la risa tonta y sacan una bromita aún más tonta”, indica. Y es que, para él, ser tanatopráctico es un oficio muy digno y merece todos los respetos por la labor que se realiza: “Intentamos hacer nuestro trabajo y ofrecer un servicio a la altura que merecen las familias que han perdido un ser querido”.
    Eso si, para realizar una vida social sin complejos –aparte de los reparos que puede conllevar el decir que tus clientes son cadáveres- se hace necesario eliminar el olor que se te pega al cuerpo tras un día de trabajo. “Normalmente los difuntos no suelen oler mucho, aunque es cierto que se hace insoportable el olor cuando los estás preparando. De todas formas, hoy utilizamos productos para combatirlo que eliminan todos los olores: gases, pérdidas de líquido, bacterias...”, señala.

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